Cuando me preguntan porqué agosto para irme de vacaciones, hay varias razones de peso: el ritmo de trabajo se reduce (en este mes ya sabéis que parece que se acabe el mundo) y también es la mejor época para que mi marido se las coja. A mí me da igual eso de que es el peor mes: donde vamos siempre se está genial y agosto es para mí el mes de “escapar”, así que sarna con gusto…
Así, nos pegamos varias semanas de viaje, de aquí para allá y no es la primera vez que escucho eso de “oye, qué bien te lo montas”. Y no, yo tengo claro que no me lo monto mal, mientras pueda, voy a montármelo bien, que la vida son dos días y estamos aquí de visita… Me gusta viajar, me apasiona descubrir otras culturas pero también acercarnos a nuestra montaña querida a intentar, DESCONECTAR.
DESCONECTAR: esa bendita palabra. ¿Es que se desconecta en algún momento? Este año seré sincera: en mi primera parte de vacaciones, conseguí durante muchas horas olvidarme de todo. Otros días tuve que conectarme bastante rato para cerrar cosillas. También era la segunda semana de agosto y ahí sí que sí, el mundo se para, LITERALMENTE. Sin embargo, ahora, parece que la rueda vuelve a girar y aquí estoy yo, a unas horas intempestivas en Singapur, escribiendo este post después de haber puesto en orden muchos emails y haber cerrado algunos temas.
Durante el día la situación es la que veis en las fotos, en este despacho que tiene
la habitación del Concorde Hotel Singapore donde nos alojamos que no me puede gustar más: mesa amplia, estantería detrás, enchufes a mano y muy luminosa… Siempre hay un momentito para trabajar un poco, por breve que sea. Por la noche, marido en la cama a unos metros, luces apagadas, yo casi sin pestañear no le vaya a despertar y si voy a teclear en exceso, cojo el portátil y me voy al baño y me siento en el suelo a escribir este post como es el caso… ¡menos mal que el baño es amplio y es una monada! Y si no trasnocho, me levanto antes a adelantar, aunque este viaje precisamente, está siendo de trasnochar (en Jamaica por ejemplo, me levantaba 2h antes para avanzar)
Así que ya lo veis, si en las fotos estoy con exceso de ojeras o gafas de sol, en muchas ocasiones os diré que ésta es la razón. La diferencia horaria además, a veces no ayuda ya que en muchas ocasiones dependes de emails que deben enviarte y para los que debes de estar activa.
Y os preguntaréis si no podría cerrar el chiringuito y deciros hasta luego unos días y claro, claro que puedo. Para mí desconectar es mirar algún ratito Instagram (sólo un poco), leer y en definitiva no abrir el ordenador, pero es que éste, siempre me acompaña.
¿Qué podría desconectar? Podría, pero no puedo. En el momento en el que tienes una empresa y más gente trabajando contigo, aunque a veces sea sólo para dirigir y supervisar, tienes que estar, es necesario. Además, puedes tomártelo con calma unos días, pero a la vuelta tienes la sensación de que te has ido un mes y de que hay cosas que se tendrían que haber dejado atadas antes. Por eso, cuando me dicen: “tú que eres tu jefa y te lo montas como quieres, que un día si decides no trabajar, no trabajas…”, pues bueno, eso quizá lo hago ahora los domingos en casa, pero os aseguro que dejar de trabajar 15 días suponen muchas cosas y que por eso, siempre ando online.
Jamás pensé que pudiera estar escribiendo esto, yo que siempre juraba que jamás tendría una empresa ya que a mi padre que tenía una, le había visto trabajar “cuando hiciera falta” y sin escatimar horas ni días de la semana, como un 7Eleven… pues dicen que todo se pega, ¿no?
También tengo que deciros que cuando amas lo que haces tan intensamente, trabajar se convierte en un hobby más, así que me siento muy afortunada y feliz de poder levantarme motivada a trabajar cada mañana o quedarme muchas noches hasta altas horas, aunque esto de emprender no sea tan fácil y bonito como lo pintan sí que es sin duda, apasionante...
Gracias por leer este post si has llegado al final. Comienza así una saga de post donde iré dando consejos varios para quienes tenéis vuestra propia empresa o negocio y os puede servir mi manera de ver y enfocar las cosas...
Mientras tanto, podéis seguir mis aventuras en Instagram donde os iré contando parte de mi viaje, la segunda parte sí que va a invitar más al disfrute y a olvidarse de todo, al menos por unos momentos… ¡Nos vamos leyendo y ánimo a quienes habéis vuelto a currar!