Las escapadas antes de las vacaciones nos ayudan a que la espera no se haga tan larga y además, nos permiten para disfrutar, relajarnos y volver con las pilas cargadas antes de la recta final antes de las vacaciones.
Como ya os conté en mi Instagram y en diferentes post en el blog, en julio hicimos una escapada a Tenerife. Fueron solo 4 días, pero los suficientes para desconectar, cargar pilas y estar tranquilamente tumbados en la hamaca sin pensar en nada. Me leí dos libros tranquilamente, uno de ellos casi del tirón, me eché siestas mientras mi mente descansaba y, aunque madrugaba, he de reconocer que hice una cura de sueño maravillosa. Para eso son las vacaciones, ¿no?
Hacía mucho que no desconectaba así, básicamente porque incluso en vacaciones no paramos y no dejamos de visitar lugares y cosas, pero esta vez decidimos que íbamos a tomárnoslo con calma, porque realmente necesitábamos descansar, disfrutar el uno del otro sin prisas, sin horarios, todo dejando que fluyera... ¡y así hicimos!
Nos alojamos en un maravilloso hotel, el The Ritz-Carlton, Abama en Guía de Isora, en Tenerife. Un hotel maravilloso del que no hace falta salir para nada porque en cuatro días allí dentro te relajas con sus vistas, su playa, su entorno y sobre todo, con el trato de su personal que es sin duda maravilloso. Ya os he contado en diferentes ocasiones que para mí el factor humano es clave en cualquier establecimiento, pues aquí tienen la matrícula de honor porque todos eran maravillosos, atentos y sobre todo, cariñosos. Además de la educación en el servicio de cualquier hotel o establecimiento, a mí me gusta mucho que me sonrían, me pregunten qué tal el día... ¡somos personas y nos gusta entablar conversación!, por lo que todo el personal era así de amable y atento, y creedme que eso se agradece estés donde estés.
Sobre las instalaciones poco más que añadir a lo que ya os enseñé en Instagram Stories. Es un hotel maravilloso, sus paredes rosas me cautivaron por completo tal y como os he ido enseñando en diferentes looks por aquí... ¡súper instagrameable!
Sus atardeceres se merecen una mención especial. Me encantaron los que disfrutamos en El Mirador, que era donde desayunábamos, esta foto está tomada allí mismo, momentos antes de que el sol se escondiera y antes de disfrutar de una maravillosa cena de pescadito rico y productos de la tierra, como el mojo, las papas arrugadas... ¡increíblemente rico todo!
Otro día cenamos en Kabuki, el restaurante japonés, donde disfrutamos también de un atardecer de ensueño y de una cena todavía mejor.
En el hotel nos movíamos con este buggy, así que imaginad lo grande que es... Nos lo pasamos en grande conduciéndolo y recorriendo las instalaciones con él, aparcándolo para ir a la playa que estaba debajo del hotel y que era absolutamente maravillosa, tranquila y calmada. No obstante, a nosotros nos gusta madrugar para disfrutar de la tranquilidad del mar antes de que llegue todo el mundo, los amaneceres en la arena divisando el horizonte nos dan la vida, literalmente...
Sobre nuestra habitación: estábamos alojados en las Tagor' Villas, una maravilla porque teníamos una piscina (la de la foto de arriba) para las habitaciones que estábamos alrededor, que no éramos muchas y reinaba la paz y la tranquilidad, ya que era "adults only". No tengo nada en contra de los niños, pero ya que nosotros no tenemos, nos gusta disfrutar de la calma y el relax sin gritos y juegos de los más pequeños, que aunque es lo más normal del mundo y ellos se tienen que divertir, a los que queremos leer tranquilamente y con un ambiente calmado y en silencio, nos viene de maravilla... ¡Si incluso conozco a padres con niños que cuando viajan sin ellos se van a Adults Only, así que es lo más normal del mundo!
Os dejo aquí más fotos de nuestra estancia allí, unos días que nunca olvidaremos con la calidez de la isla que lo hizo más especial todavía... ¡volveremos!