Adiós agosto, adiós...
Comenzamos el mes con incertidumbre, miedo y un mar de dudas, pero lo terminamos agradecidos, más vivos que nunca y sobre todo, con esperanza. Nunca pensé que fuera a disfrutar tanto de ti en este año tan loco, pero me has regalado tantos momentos inolvidables y me has devuelto sentimientos que pensaba que había perdido.
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Así has sido agosto, un mes que parecía tranquilo, y así lo ha sido, pero ha sido movido en emociones, sentimientos y sobre todo, vivencias.
Esta nueva era nos ha enseñado a valorar más cada instante, cada momento, a saborear al máximo lo que tenemos y a quienes tenemos. Por mi parte, no tengo tiempo para tonterías, para personas que no aportan, para ladrones del tiempo. Solo quiero enfocarme en lo bueno, en lo que de verdad es importante y en quién merece la pena. Quizá es por ello que este mes ha sido de descubrir de nuevo placeres que había perdido, de reencuentros mágicos, de hobbies escondidos...
Ha sido también un mes que me he permitido desconectar unos días, algo impensable con mi trabajo, pero aun así, me he permitido la licencia de desconectar durante tres días y hacerlo de verdad... ¡me ha sabido a gloria!
Gracias, querido agosto, por regalarnos amaneceres, atardeceres, naturaleza en estado puro, subidas nocturnas a picos increíbles, cervezas entre risas, paellas frente al mar, baños con olas muy locas y sobre todo, que nos hayas dejado hacerlo con salud, siendo más disfrutona que nunca - que ya es decir - y más consciente de la tremenda suerte que tengo.
Te echaremos de menos, agosto 2020, el mes que nos enseñó a revivir lo ya vivido anteriormente con mayor intensidad.