Puede que para muchos, no. Pero para mí, cada vez que recibo una invitación de una boda es una gran alegría. Es un momento para celebrar el amor de una pareja, para reencuentros con amigos y familia, para disfrutar de una fiesta, para vivir un momento especial en la vida de alguien querido… Así que sí, lo digo: ¡Soy una enamorada de las bodas! Aunque esto no era ningún secreto.
Y para mí, una estación especial para celebrar una boda es el verano. La luz de las bodas en esta época es diferente a otros momentos. También el clima, el ambiente de vacaciones que se siente, el color, etc. Le dan un toque especial.
Por aquí dejo algunos detalles que, para mí, marcan la diferencia de una boda en verano:
Aprovechad la golden hour del atardecer. Una luz espectacular hará que la ceremonia y las fotografías sean increíbles.
Gracias a la temperatura del verano, lo ideal es hacer la ceremonia al aire libre (siempre teniendo en cuenta que el momento del día sea apropiado por las temperaturas). Y para que los invitados puedan resguardarse del sol se pueden instalar pérgolas o carpas que les proporcionen una sombra donde resguardarse. Y eso da la oportunidad de jugar con la decoración y crear un ambiente diferente.
Regalos: el verano también da la oportunidad de dar a los invitados detalles diferentes o crear un ambiente original: abanicos, sombreros o sombrillas son una opción perfecta y original que encantará a los invitados.
También podéis preparar un kit para el calor que incluya toallitas refrescantes, protector solar, sandalias o gafas de sol.
Rincones para refrescarse: una buena opción también es disponer de diferentes puntos en los que los invitados puedan refrescarse: limonadas, fruta, agua de coco, cócteles o, incluso, ¡barra libre de helados! Pueden ser opciones originales y que gustarán a todos.
Estas son solo algunas ideas, ¡pero puede haber más! Depende del tipo de ceremonia y estilo que quieran los novios. Pero, sin duda, el verano es un momento que ofrece múltiples posibilidades.
