No tengo una varita mágica para que mis días sean redondos y súper chulos, de hecho, algunos lo son, pero otros, son todo lo contrario, pero compensando, me sale una media de días muy bien aprovechados, felices y en definitiva, de esos que merece recordar.
Si somos realistas, la semana laboral se esfuma de manera vertiginosa. A veces tenemos la única sensación de haber estado encerrado entre 4 paredes trabajando sin más y sin disfrutar de la vida.
Lo que hoy te voy a contar, son pequeños trucos que a mí me funcionan para que de lunes a viernes, mis días sean más bonitos. Del sábado y del domingo no te hablaré, que siempre todos sabemos montárnoslo muy pero que muy bien... ¡Comenzamos!
1. Comienza el día levantándote un poquito antes de lo habitual. Sé que este punto cuesta un poco, pero a la larga lo agradecerás. Relájate estando un minuto más en la ducha, disfruta del café caliente tomándolo sentado en la silla y deja atrás eso de bebértelo en dos sorbos mientras te pones el abrigo... ¡comenzar con prisas el día "no es bien"! Sin embargo, comenzar de manera pausada, hace que enfoquemos la jornada de otra manera.
2. Mira en tu agenda los cometidos que tienes que realizar. Escríbelos la noche de antes siendo optimista pero sobre todo REALISTA. No hay nada peor que dejar tareas sin hacer, bien por no haber calculado bien el tiempo o por tener las espectativas demasiado altas. Siempre hay imprevistos que surgen y ante ellos, mejor dejar un tiempo en blanco para ponernos a hacer algo que nos ilusione y nos motive después de haber tachado de la agenda todas las tareas.
3. Prepárate y arréglate como si cada día fuera especial. Da igual que lleves taconazo y traje para trabajar como unas deportivas y sudadera, lo importante es que dediques unos minutos a arreglarte, limpiar bien tu piel, arreglar "lo justo" tu pelo y ponerte un poco de rubor para tener un aspecto saludable. Elegir la ropa bien, independiente de sea cual sea nuestro estilo, nos ayudará a vernos mejor, sentirnos más seguros y salir por la puerta felices, queriéndonos comer el mundo.
4. Saluda a quien te cruces, sonríe mientras caminas y aprovecha ese momento de camino al trabajo o a alguna reunión a llamar a alguien que te importe. No vale enviar un whatsapp (bueno, vale si no tienes mucho tiempo o si como yo odias hablar por teléfono), pero una llamada, escuchar la voz de alguien que nos produce alegría, es mucho más eficaz.
5. Dedícate unos minutos a ti. Muchas veces yo me voy a tomar un café con leche o una infusión yo sola. No necesito más compañía que yo misma. Es como una cita con mi "yo", ese que a veces tengo abandonado, al que no escucho por ir muy rápido y también para reencontrarme con mis ideas y mis objetivos.
6. Múevete. Si vas andando al trabajo genial, sino, dedica unos minutos a hacer algo de ejercicio, aunque sea hacer unos estiramientos en casa que te liberen de la tensión acumulada. Tu cuerpo y tu mente, te lo agradecerán.
7. No cenes muy tarde. Está comprobado que cuanto antes anticipemos esta última comida del día, mejor dormiremos y mejor será nuestro descanso. Siendo realista hay días que lo cumplo, otros me es imposible, porque mis días son todos diferentes y no tengo rutinas establecidas...
8. Intenta acostarte todos los días a una hora similar. Siempre hay noches que se alargan por trabajo que nos quedamos adelantando, algunas cañas improvisadas o la serie/programa de turno que termina a altas horas, pero al día siguiente eso nos pasa factura. Es mejor que como los bebés, cojas unos hábitos para mantenerte estable. Este últimamente lo estoy llevando a cabo y sienta fenomenal...
¿Qué haces tú para que tu día sea un poquito mejor? ¿Me lo cuentas?